
Olvídense de los memes y la locura. Bitcoin ha alcanzado los 120.000 dólares, más del doble que en el último año, pero el tono de este repunte es diferente.
Atrás quedaron los días en que el frenesí especulativo por sí solo impulsaba los precios al alza. En cambio, el final de 2025 está marcado por la liquidez macroeconómica, la adopción institucional y un marco regulatorio que finalmente abre las puertas a las finanzas convencionales.
Liquidez y escasez
La liquidez global continúa expandiéndose a un ritmo récord. Los bancos centrales están inyectando billones de dólares en los sistemas financieros para cubrir los crecientes déficits y amortiguar el menor crecimiento.
Estados Unidos ya ha tenido un déficit federal que supera el billón de dólares en sólo nueve meses, lo que ha llevado la oferta monetaria a nuevos máximos.
Cuando las monedas pierden poder adquisitivo bajo esta presión, los operadores recurren a activos escasos. El oro ha sido durante mucho tiempo la opción preferida para protegerse, pero la oferta limitada de Bitcoin a 21 millones le confiere una escasez digital que resuena entre los operadores que buscan protección.
Con una capitalización de mercado de 2,3 billones de dólares, Bitcoin sigue siendo solo una fracción de los 23 billones del oro. Esta diferencia subraya tanto el potencial alcista como los riesgos. Con los rendimientos reales suprimidos por la inflación rígida y las políticas de flexibilización, las condiciones favorecen a los activos alternativos. Sin embargo, un cambio de rumbo en la política monetaria de los bancos centrales podría alterar rápidamente la balanza, lo que subraya por qué el pronóstico sigue siendo cauteloso.
Entradas institucionales
Las instituciones lideran este ciclo. Los fondos cotizados en bolsa (ETF) de Bitcoin al contado, lanzados en Estados Unidos, han captado más de cien mil millones de dólares en cuestión de meses. Agosto marcó otro punto de inflexión cuando el gobierno estadounidense autorizó la asignación de criptomonedas a los planes de jubilación 401(k), liberando billones de dólares en ahorros familiares. Grandes gestoras de activos como BlackRock y Fidelity están preparando productos de criptomonedas adaptados a la jubilación, integrando activos digitales en la estructura de ahorro a largo plazo.
Esta afluencia es diferente a las oleadas especulativas del pasado. Representa capital paciente, regulado y persistente. Si bien esto podría ayudar a moderar la volatilidad, también depende de la estabilidad política. Cualquier cambio en el tono regulatorio o legislativo podría frenar el impulso, dejando la perspectiva en un equilibrio entre la oportunidad y la cautela.
El comercio minorista al margen
Los traders minoristas, que en su día impulsaron las subidas parabólicas, permanecen en silencio. Las descargas de las aplicaciones Coinbase y Robinhood son moderadas, y las búsquedas de criptomonedas en Google se quedan atrás de sus picos anteriores. Esto es sorprendente, dado que Bitcoin ha quintuplicado el rendimiento del S&P 500 en el último año. La escasa presencia minorista sugiere una demanda latente: un grupo de traders esperando un impulso.
Si los titulares sobre máximos históricos o la adopción corporativa alcanzan la atención general, los flujos minoristas podrían regresar con fuerza. Con los ETF y las aplicaciones fintech reduciendo las barreras, la participación nunca ha sido tan fácil. Se prevé que el interés minorista eventualmente resurgirá, pero es probable que reactive la volatilidad de ciclos anteriores.
La regulación despeja la pista
El contexto regulatorio también está cambiando. La Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU. (SEC) simplificó recientemente las normas para el lanzamiento de ETFs basados en materias primas, incluyendo explícitamente los activos digitales. Bolsas como Nasdaq, NYSE Arca y CBOE ahora pueden listar fondos con mucha más rapidez, eliminando el prolongado proceso de revisión. El Fondo Digital de Gran Capitalización de Grayscale, que incluye Bitcoin, Ethereum, Solana y XRP, ya se ha beneficiado.
Esto abre la puerta a una oleada de ETFs vinculados a múltiples criptomonedas, lo que ofrece a las instituciones nuevos canales de asignación y a los inversores minoristas un acceso más fácil a través de cuentas de corretaje habituales. La perspectiva cautelosa es que un mayor número de productos incrementará los flujos de capital, aunque la demanda podría dispersarse si llegan demasiadas opciones a la vez.
Movimientos del mercado esta semana
Si bien los bancos centrales y las publicaciones de datos brindan el contexto, los operadores ya están evaluando el panorama técnico en divisas, materias primas y acciones.
La semana pasada se caracterizó por fuertes oscilaciones en el dólar, una presión constante en el oro y un desempeño mixto en las acciones, lo que dejó los niveles clave en el foco mientras los mercados se preparan para la dirección.
El índice del dólar se mantiene cerca de 96,60, con posibles configuraciones alcistas si continúa la consolidación.
El EURUSD corre el riesgo de caer por debajo de 1,17932, mientras que el GBPUSD enfrenta presión cerca de 1,3540, con 1,3515 y 1,3605 también en juego.
El USDJPY rompió el mínimo de 146,298 antes de rebotar, dejando 147,00–147,35 como niveles clave a monitorear.
El USDCHF encuentra soporte en 0,7915-0,7890, mientras que el AUDUSD y el NZDUSD se mantienen bajo presión cerca de 0,6640 y 0,5900-0,5920, respectivamente. El USDCAD podría superar 1,37666 o atraer compradores cerca de 1,3700.
El petróleo se mantiene en 62,40, o en 61,825 si cae. El oro mantiene margen hacia 3740, 3810 y 3835, mientras que los soportes se sitúan en 3590 y 3550.
El gas natural se mantiene débil tras superar los 2,84, con 2,95-2,98 como resistencia a corto plazo. El S&P 500 apunta a 6750 y 6840, aunque las valoraciones elevadas podrían influir.
Bitcoin se está consolidando después de cotizar a la baja desde 118.050, siendo 112.650 la siguiente área a probar.
Eventos clave de esta semana
La semana comienza en Australia, donde la gobernadora del Banco de la Reserva de Australia (RBA), Michele Bullock, hablará el lunes 22 de septiembre. Los mercados estarán atentos a cualquier indicio de que el banco central se esté inclinando por recortar los tipos de interés. Con la desaceleración del crecimiento y el aumento de los obstáculos externos, incluso un pequeño cambio en el lenguaje podría influir en el dólar australiano.
El martes 23 de septiembre, la atención se centra en el Reino Unido, donde se espera el discurso del gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey. La mayoría de los analistas no prevén más recortes por parte del Banco de Inglaterra este año, y los operadores estarán muy atentos para ver si sus declaraciones confirman esta postura.
Ese mismo día se publicará una gran cantidad de PMI preliminares. En Alemania, se prevé que el sector manufacturero se sitúe en 50,0 frente al 48,8 anterior, mientras que el sector servicios se sitúa en 49,5 frente al 49,3.
Para la eurozona, se espera un crecimiento del sector manufacturero de 47,2 frente al 47,0, y del sector servicios de 53,6, comparado con el 54,2 anterior. Los datos publicados por el Reino Unido se pronostican en 47,2 para el sector manufacturero y 53,6 para el sector servicios. En EE. UU., se proyecta un crecimiento del sector manufacturero de 51,8 frente al 53,0 anterior, y del sector servicios de 53,8, comparado con el 54,5. Estas cifras constituirán una prueba crucial para el impulso global, después de que el informe de empleo estadounidense, más débil, aumentara las expectativas de recortes de la Fed.
A mitad de la semana del miércoles 24 de septiembre, el calendario estará tranquilo, lo que ofrecerá a los mercados una pausa para digerir las publicaciones del PMI antes de la próxima ronda de decisiones de los bancos centrales.
El jueves 25 de septiembre, el Banco Nacional Suizo tomará la decisión sobre política monetaria, y se espera que la tasa se mantenga estable en el 2,15 %. Más tarde, EE. UU. publicará su PIB final del segundo trimestre, con previsiones sin cambios en el 3,30 %. Si bien el dato general se mantiene estable, los operadores analizarán los detalles en busca de indicios sobre la demanda subyacente.
La semana concluye el viernes 26 de septiembre con la publicación del Índice de Precios del Consumo Personal (PCE) Básico, la medida de inflación preferida por la Fed. Una lectura del 0,2 % intermensual, frente al 0,3 % anterior, reforzaría las expectativas de que el banco central podría recortar los tipos dos veces antes de fin de año. Sin embargo, una sorpresa al alza podría cuestionar esta perspectiva y frenar la reciente caída del dólar.
La próxima semana traerá más pruebas, con la tasa de efectivo del RBA, las vacantes de empleo JOLTS en EE. UU. y el informe clave de nóminas no agrícolas el 3 de octubre. Estas publicaciones serán decisivas para dar forma a las expectativas del banco central en el último trimestre del año.
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