El año 2025 se perfila como histórico para el oro.
Desde el inicio de la pandemia de COVID-19 a principios de 2020, el metal amarillo ha disfrutado de un espectacular aumento; subiendo de aproximadamente $1,575 por onza en enero de 2020 a más de $3,500 por onza a mediados de 2025.
Valorado como un símbolo de riqueza y un refugio de valor, el oro nuevamente afirma su dominio en el escenario global, impulsado por una compleja interacción de ansiedad económica, inestabilidad geopolítica y cambios en la política monetaria.
2024: Un Preludio Récord
El año anterior, 2024, marcó un punto de inflexión. Los precios del oro aumentaron un 27%; su mayor ganancia anual desde 2010. Esto estableció máximos históricos en 40 ocasiones diferentes. Fue un movimiento sin precedentes, impulsado por una combinación de eventos macroeconómicos, incluyendo reducciones agresivas de tasas de interés, compras récord de oro por parte de bancos centrales, y esfuerzos de desdolarización global.
Estamos viendo que este impulso ascendente no solo ha continuado en 2025. De hecho, se ha acelerado.
2025: Superando Expectativas
Hasta ahora en 2025, el oro ha desafiado cada pronóstico de una gran corrección. A pesar de las frecuentes advertencias sobre una “corrección del precio” o una burbuja especulativa, el metal precioso ha alcanzado nuevos máximos mes tras mes. Cada aumento ha reavivado el debate: ¿es este crecimiento sostenible o una burbuja a punto de estallar?
Por ahora, la evidencia apunta a lo primero. Las caídas temporales de precios han sido poco profundas y de corta duración, generalmente coincidiendo con breves períodos de calma geopolítica o pequeñas recuperaciones en indicadores económicos globales. Estas pausas se consideran correcciones de mercado saludables dentro de una fuerte tendencia ascendente.
¿Qué Está Impulsando el Aumento?
Varios factores clave siguen alimentando el ascenso del oro:
1. Tasas de Interés en EE.UU.
Históricamente, el oro se mueve inversamente a las tasas de interés. A medida que la Reserva Federal se inclina hacia recortes de tasas en respuesta al crecimiento lento, los rendimientos más bajos en activos seguros tradicionales, como los bonos del gobierno, hacen que el oro sea más atractivo.
Con las tasas de interés reales regresando a territorio negativo en 2025, los inversores se están volviendo hacia el oro como protección contra la inflación.
2. Inflación Persistente
La inflación global sigue siendo persistentemente alta, especialmente en EE.UU. y Europa. El oro se ha visto históricamente como una protección tradicional contra la inflación, preservando el poder adquisitivo incluso cuando las monedas pierden valor.
Con el aumento de los precios al consumidor y políticas monetarias flexibles, el apetito por el oro sigue siendo fuerte.
3. Inestabilidad Geopolítica
Los conflictos en curso, incluyendo la prolongada guerra entre Rusia y Ucrania y las crecientes tensiones en el estrecho de Taiwán, siguen inyectando incertidumbre en la economía global.
Este clima de inestabilidad aumenta el atractivo del oro como un activo seguro, especialmente durante caídas del mercado o crisis.
4. Demanda de los Bancos Centrales
Uno de los impulsores más significativos ha sido la acumulación agresiva de oro por parte de los bancos centrales. En particular, China, India y Rusia han aumentado drásticamente sus reservas de oro como parte de una estrategia más amplia para diversificarse del dólar estadounidense. Esto se suele llamar “cobertura inteligente”.
Según el Consejo Mundial del Oro, las compras de los bancos centrales alcanzaron niveles récord en 2024 y han continuado a un ritmo fuerte en 2025.
5. Riesgo Político en EE.UU. y Guerras Comerciales
La reelección de Donald Trump en noviembre de 2024 y su toma de posesión en enero de 2025 reavivaron las tensiones comerciales globales.
La administración de Trump rápidamente reintrodujo aranceles punitivos. Esto no solo afecta a China, sino a una serie de socios comerciales de EE.UU.
6. Crisis de Deuda Federal en EE.UU.
Una fuerza menos discutida pero cada vez más potente detrás del aumento del oro es la creciente deuda nacional de EE.UU., que ahora ha superado $36 billones.
A medida que las preocupaciones crecen sobre la sostenibilidad fiscal a largo plazo y la posible depreciación de la moneda, los inversores están buscando refugio en activos sólidos.
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